Floración en La Quinta de los Molinos

Aunque todavía faltan unos días para que el invierno nos diga adiós, la subida de las temperaturas ha hecho que los almendros, una de las primeras especies en florecer y siendo fiel a su cita de todos los años, comience a decorar, con su blanca flor nuestros parques y jardines, indicándonos a su vez que la primavera está a la vuelta de la esquina.

Puede parecer paradójico, o a mi hasta hace poco me lo parecía, que en Madrid capital, a parte de las multitudes, los atascos, la contaminación, ruidos etc..., existen lugares recónditos o poco conocidos, en los que además de escapar de lo que conlleva vivir en una capital, nos brindan verdaderos espectáculos en los que la protagonista es la naturaleza. Unos de estos lugares es el Parque La Quinta de los Molinos.

Cada año por estas fechas en el Parque La Quinta de los Molinos, se produce unas explosión de colores, debido a la floración de sus cientos de almendros. Es un espectáculo que nadie debiera perderse. Ojo que este espectáculo tiene fecha de caducidad, y si no aprovechamos estos días puede que para cuando vayamos sea demasiado tarde y tengamos que esperar un años más.

Parque "La Quinta de Los Molinos"

Dirección calle Alcalá, 541

Horario: 06:30 a 22:00

Metro Suanzes (línea 5)

El Parque de la Quinta de los Molinos se encuentra en el Barrio del Salvador, en el distrito de San Blas-Canillejas, junto a la calle Alcalá a la altura de la parada de metro Suanzes. Con una extensión de 25 hectáreas es considerado "parque histórico". Fue propiedad del conde de Torres Arias, hasta que en 1920 se lo regaló al arquitecto Cesar Cort Botí, el cuál construyó un jardín de tipo mediterráneo. 

En estas fechas lo más llamativo del parque son las flores que brotán de los almendros, dejando una estampa blanca que nos envuelve con su fragancia.

Es un lugar apto para todos los públicos que quieran escapar durante un tiempo de la ciudad e introducirse en un paraje mágico y disfrutar de un paseo tranquilo sin prisas, tumbarse en sus praderas que se encuentran en pequeñas vaguadas para relajarse. Es idóneo para los aficionados a la fotografía que se recrean con pequeños detalles, como puede ser la nevada de los pétalos blancos.