sábado, 12 de mayo de 2018

Montes Aquilianos

Este año 2018 el  invierno entró pisando fuerte con grandes nevadas que cubrían las montañas con un gran manto de nieve. Ésto, junto a la entrada de fuertes temporales de agua y viento ha hecho que mis salidas a la montaña fueran nulas.

La primavera tímidamente va haciendo acto de presencia, mostrándonos los campos tapizados de colores y viendo como las mariposas revolotean llenándolos de vida. Gracias a la lluvia y al deshielo el caudal de los rios bajan llenos y con fuerza. A pesar de todo ésto parece que el invierno se ha hecho resistente y se niega a abandonarnos del todo. Aunque las horas de luz son mayores y que las temperaturas aumentan durante el día, todavía  se producen algunas pequeñas nevadas, lo que hace que la nieve siga acumulándose en las cimas de las montañas contrastando con el verdor de los valles.

De todas formas y desoyendo las previsiones meteorológicas adversas, decidimos huir del caos de la capital, para relajarnos y disfrutar de la tranquilidad que nos brinda la naturaleza junto a las montañas, durante un largo puente de cinco días. En esta ocasión, decidimos ir a conocer unas montañas totalmente desconocidas por nosotros, como eran los Montes Aquilianos, enclavados en la comarca del Bierzo, provincia de León.




El punto de partida de todas nuestras rutas se encuentra localizado en uno de los pueblos más bonitos de España, como bien nos recuerda un cartel situado a la entrada de Peñalba de Santiago, situado en el Valle del Silencio, famoso por el entramado de calles, sus casas rústicas y su iglesia de estilo mozárabe, sin olvidar su invidiable situación rodeado de montañas.



Una vez cruzado Ponferrada, tomamos una carretera tortuosa, en la que a lo largo de sus 20 kilómetros tuvimos que sufrir sus continuas curvas pronunciadas y su extrema estrechez ya que a duras penas pasaban dos vehículos. El molesto culebreo de la carretera discurre pegado al río Oza, y nos acerca a Peñalba rodeado de un bosque de robles, castaños.



Nos alojamos en La Masera http://www.lamaseraenelvalledelsilencio.com/  un pequeño y acogedor albergue rural. A pesar de sus escasas dimensiones disponía de todo lo necesario para pasar unos días agradables y con las comodidades cubiertas.

Organizamos las rutas en función de la climatología que hacia cada día, de tal forma, cuando amanecía, abríamos un ojo y echábamos un vistazo por la ventana. Con lo que

El primer día realizamos la ruta circular Peñalba de Santiago - Montes de Valdueza - Peñalba de Santiago.

Desde el aparcamiento de Peñalba cogemos la carretera que el día anterior nos acercó al pueblo y bajamos unos metros hasta que a mano derecha tomamos un sendero flanqueado por robles y castaños centenarios.



Iremos perdiendo progresivamente altura hasta llegar a la orilla del río Oza, el que cruzaremos por una pasarela de una hidroeléctrica que se encuentra al lado de la carretera.



 Volvemos a tomar de nuevo la carretera pero en este caso subimos unos pocos metros hasta llegar a otro camino de tierra a la derecha y que tras una cómoda subida nos acercará a Montes de Valdueza o San Pedro de Montes. En él nos encontramos con las ruinas de uno de los monasterios fundados por San Fructuoso, allá por el siglo VII.



Continuamos por un camino señalizado con las balizas de pequeño recorrido PR. LE 14 que enlaza Montes de Valdueza con Peñalba de Santiago. Parte del recorrido discurre por unos de los canales romanos que llevaba agua a las Médulas.





El segundo día amaneció lloviendo con lo que decidimos dar un pequeño paseo y visitar la cueva de San Genario, donde al parecer se retiró el santo para meditar. Se dice que en su búsqueda de silencio llegó a mandar callar a las aguas del Oza, por lo que no es de extrañar que al valle se le conozca por el nombre del Valle del Silencio.



La ruta es circular de apenas unos 4 kilómetros con escaso desnivel, apta para todo tipo de personas. Atravesaremos por dos valles, primero el Valle de Figuera, y a continuación el Valle del Silencio.









A lo largo de la caminata pudimos observar con que fuerza bajaban las aguas del río Oza y como en muchos puntos se salían del cauce inundando sus inmediaciones. A la vuelta optamos por visitar la cascada de cañamar.



Era un día perfecto para que tras un "paseito por la naturaleza"  degustáramos un plato típico de la región como es el cocido con botillo y "regado" con un buen vino tinto del Bierzo. Para ello volvimos a sufrir el tortuoso  zizageo de la carretera que nos lleva a Ponferrada y que mejor sitio. Entramos en un restaurante frente al castillo de tos templarios.




Después de esta copiosa comida recorremos el casco antiguo de Ponferrada y hacemos una visita al interior del Castillo de los templarios.




El tiempo pasa volando  y casi sin enterarnos estamos en el "ecuador" del puente y seguimos con un clima inestable. Está vez nuestro objetivo es alcanzar los 1666 metros del pico Corón. Para ello iniciamos la marcha superando una pequeña pendiente de un camino que sale en frente del aparcamiento de Peñalba. Durante toda la ruta fuimos envueltos por una espesa niebla que nos impedirá disfrutar de bellas vistas. Esta ruta como las anteriores es circular, comenzando en Peñalba acabando en este mismo pueblo.







Que alegría cuando nos levantamos el penúltimo día y vimos que el cielo estaba despejado con un sol brillante. Era la última oportunidad que teníamos de hacer la ruta por los Montes Aquilianos. Nada más dejar atrás las últimas casas de Peñalba  tuvimos que superar 1000 metros de desnivel en apenas dos kilómetros hasta alcanzar Cabeza de la Yegüa a 2142 metros de altura, continuamos por el cordal descendiendo 90 metros por las Silla de la Yegüa, para volver a ascender 60 metros y coronar el Alto de las Berdiaínas a 2116 metros. Desde aquí volvemos a seguir el cordal hasta alcanzar el Pico Tuerto a 2051 metros.












Pudimos contemplar unas vistas maravillosas del valle y de los cimas que forman los Montes Aquilianos.



Desde aquí iniciamos el descenso hacia Peñalba de Santiago

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